Durante el tratamiento de luz roja es habitual sentir un suave calor durante y después del tratamiento. Con el paso del tiempo, con un tratamiento continuado, puedes sentir mayor relajación muscular, menor rigidez y reducción de la inflamación, además de alivio del dolor.
Si se siente algún tipo de molestia o excesiva sensibilidad, hay que disminuir el tiempo de exposición o incrementar la distancia hacia la luz.